¿Sabías que alrededor del 15-20% de la población es considerada altamente sensible? Es una parte significativa de la población, aunque los números no son lo suficientemente grandes como para considerarlo algo común, por lo que no se entiende del todo.
Muchas personas consideran que ser sensible es un defecto o un obstáculo porque no encaja en las normas sociales de cómo se debe actuar en público. Por el contrario, las personas sensibles son más conscientes, más compasivas, más indulgentes y, a menudo, más motivadas.
Las personas sensibles creen que las cosas pueden ser mejores y trabajan duro para que así sea. Es difícil para una persona sensible ver el sufrimiento sin tratar de aliviar el dolor, ver el dolor sin expresar amor y ver un desafío sin resolver problemas. La naturaleza empática de una persona sensible es a menudo invisible para la mayoría, y como tal, es a menudo ignorada o malinterpretada.
Las personas sensibles a menudo dan tanto de su tiempo y energía que se olvidan de cuidarse a sí mismas. Es una cualidad innata que puede ser difícil de compatibilizar con influencias externas que establecen las expectativas de cómo se debe actuar.
PARA PONER LAS COSAS EN PERSPECTIVA, AQUÍ HAY 5 GRANDES LECCIONES PARA LA GENTE SENSIBLE:
1. ACEPTA Y CONTROLA TUS RESPUESTAS EMOCIONALES.
Las personas sensibles ven el mundo de manera diferente y con esa visión viene un gran poder y responsabilidad. Debido a que sentimos lo que otros están sintiendo, a menudo sentimos una obligación moral de ayudar, y reaccionamos con una emoción más grande y una acción más rápida. A primera vista, esto parece ser algo bueno, un rasgo admirable.
Hay muchos desafíos al reaccionar a una situación en el calor de una emoción intensificada. La otra persona podría no querer ayuda, podríamos no ser capaces de proporcionar el tipo correcto de ayuda o podríamos ofrecer ayuda que termina haciendo más daño que bien a ellos y a nosotros.
No se trata del deseo de ayudar; se trata de entender la verdadera naturaleza de cualquier situación fuera de la conexión emocional que se siente. Tómate el tiempo para pensar tanto lógica como emocionalmente antes de entrar en acción. Debes saber que el mundo entero no puede ser salvado sin importar cuánto lo intentemos. La responsabilidad consiste en elegir sabiamente nuestras reacciones.
2. ESCUCHA Y CONFÍA EN TU GUÍA INTERIOR PARA PROTEGERTE.
Las personas sensibles tienen una fuerte intuición que proviene de una mayor conciencia de lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Sin embargo, desafortunadamente, no siempre prestamos atención a lo que nuestro instinto nos dice.
Debido a nuestra naturaleza altamente sensible, tendemos a ser más confiados y más dispuestos a tomar la palabra a la gente. Hay gente que se aprovechará de eso, y por eso es tan importante escuchar a nuestro guía interno.
Es esta fuente interna de sabiduría la que nos protege y nos advierte que debemos andar con cuidado. Como personas sensibles, estamos tan enfocados en ayudar que a menudo ignoramos las señales de advertencia que nuestra guía interna nos proporciona. Presta atención a tu instinto tanto como prestas atención a tu deseo de ayudar a los demás. Hacerlo te ayudará a ayudarte a ti mismo, lo que te posicionará mejor para ayudar a otros.
3. CONCÉNTRATE EN LAS COSAS QUE REALMENTE IMPORTAN.
Debido a que somos muy conscientes y absorbemos gran parte de la energía que nos rodea, es fácil perder la concentración y asumir los problemas de otras personas como si fueran los nuestros. Es importante que nos enfoquemos primero en las cosas que importan en nuestras vidas y que evitemos comprometernos demasiado con el exterior hasta el punto de abrumarnos.
Nos apresuramos a decir que sí, pero al contemplar nos damos cuenta de que no somos la persona más indicada para la tarea que nos ocupa. Esto puede llevar a complicar y pensar demasiado una situación hasta el punto de que se vuelve perjudicial para nuestras responsabilidades. La lección aquí es mantener nuestras prioridades en primer lugar, ayudar cuando tenga sentido y encontrar otros recursos cuando sea necesario.
4. SER SENSIBLE NO ES LO MISMO QUE SER DÉBIL.
Las personas que no son tan sensibles como nosotros pueden interpretar nuestra capacidad de empatizar y sentir como una debilidad. La verdad es que se necesita una gran fuerza interior para sentir la constante alegría, tristeza e incluso angustia de los que nos rodean. Esta no es una carga que elijamos llevar, sino un don en el cual fuimos confiados.
La clave para usar nuestro don con propósito, y en servicio a los demás, es confiar en esa fuerza interior. Es esa fuerza la que nos ayuda a mantenernos fuertes y a no internalizar la energía que es tan fácil de absorber. Nos da la fortaleza para usar la energía que encontramos y reutilizarla de nuevo en el universo con gracia y positividad.
5. SÉ VALIENTE Y SIGUE VIVIENDO DE TU AUTÉNTICA VERDAD.
La mayor lección para las personas sensibles es no dejar que otros que no entienden nuestro don nos cambien. A menudo es más fácil ocultar nuestro lado sensible que ser juzgado por él. Continúa viviendo tu verdad y siéntete orgulloso de tu naturaleza sensible. Es lo que eres, y el Universo necesita que lo compartas. Hacerlo creará un mundo más amoroso, amable y pacífico.
Recuerda siempre que ser sensible es un regalo e incluso los regalos más grandes pueden ser una carga a veces. Recuerda estas lecciones para mantenerte enraizado en tu verdadera naturaleza mientras te honras a ti mismo y a aquellos a quienes tu don sirve.