Todas las parejas tienen desacuerdos, desde disputas por dejar calcetines sucios en el suelo hasta batallas por gastar demasiado dinero. Frecuentemente, cada persona reprime a su pareja con «los hechos» y lo encuentra desquiciante cuando su pareja no está de acuerdo con ellos. Tú puedes salvarte de este escenario común aprendiendo a abordar los problemas que están alimentando una situación actual en lugar de enfocarse en la situación misma.
Con demasiada frecuencia, cuando las parejas se centran en un problema actual, no abordan los problemas subyacentes. Así que, a pesar de los sinceros intentos de resolver problemas, permanecen emocionalmente encerrados en la batalla (o regresan rápidamente a ella). Algunos de los temas subyacentes más comunes incluyen sentirse no amado o no importante, criticado o degradado, o que los esfuerzos de la persona no son apreciados o son subestimados.
Por ejemplo, cuando Sam volvía a casa de un trabajo increíblemente estresante cada noche, necesitaba tiempo para desconectar. Sin embargo, Lisa también tenía las manos ocupadas con sus hijos y con el cuidado de la madre de Sam, que mostraba signos de demencia. Cuando Lisa se quejó enfadada de que Sam no ayudaba en la casa, él respondió con sus propias quejas de que ella no hacía la cena, o incluso que no abastecía la casa de comida. Aunque discutían sobre quién estaba más ocupado y cómo el otro podía encontrar tiempo para hacer más, cada uno se sentía herido y no apreciado por sus contribuciones a la familia.
Tu pareja y tú podéis evitar discusiones innecesarias y destructivas si elegís escucharos mutuamente. En lugar de concentrarse en los hechos de la situación, comienza por atender los sentimientos de tu pareja y el mensaje subyacente acerca de sus sentimientos.
Un día, cuando «la locura» del día de Lisa disminuyó unos 20 minutos antes de que Sam llegara a casa, tuvo tiempo suficiente para calmar su remolino interior, aunque no para preparar la cena. Cuando Sam entró por la puerta con la misma diatriba de que no había comida en la casa, Lisa pudo escuchar su angustia. Le hizo saber que entendía que él trabajaba duro y pudo ver cómo él estaba frustrado. Ella habló con calma y seriedad. Esto tranquilizó un poco a Sam. Más tarde, después de haber comido, Lisa explicó que ella entendía cómo se sentía él porque ella sentía lo mismo. Le dijo que cuando corría a lo largo del día tratando de asegurarse de que las necesidades de todos fueran satisfechas (incluyendo visitar a su madre), su enfado por no hacer la cena la hizo sentir que él no apreciaba sus esfuerzos. Así él pudo sentir su lucha y hacerle saber que pensaba que era una esposa, madre, nuera y persona maravillosa.
Después de sentir que tú y tu pareja estáis emocionalmente en el mismo equipo, preocupándose el uno por el otro en lugar de estar en desacuerdo, podéis trabajar juntos para resolver los problema. Es importante que las soluciones reconozcan las luchas de ambos.
Después de la sincera charla de Lisa y Sam, sintieron más amor que ira. Todavía tenían un problema, pero querían encontrar una manera de que ambos fueran felices. Finalmente decidieron cocinar juntos los fines de semana para tener las cenas listas para la semana. Esto no sólo eliminó la tensión en las cenas entre semana, sino que disfrutaron cocinando juntos los fines de semana, lo que les ayudó a sentirse más cerca.
Aun cuando no se puede encontrar una solución que satisfaga ambas necesidades, tomarse el tiempo para entenderse y sentir empatía entre sí fortalecerá la relación. Cualquier cosa por la que se hayan peleado se convertirá en un problema que hay que resolver en lugar de un ejemplo evidente de lo que está mal en la pareja o en la relación. Al final, se encontrarán soluciones, se harán los compromisos necesarios y os sentiréis más cerca como pareja.
Artículo original por Leslie Becker-Phelps. Psicóloga.