Para crear una relación sana y emocionalmente cercana, las parejas necesitan compartir lo que hay en su corazón, pero eso no significa que necesiten compartir todo lo que piensan o sienten. De hecho, cuando las parejas no reconocen sus necesidades individuales de privacidad, su relación a menudo se resiente.
Aunque compartir experiencias es importante, las parejas también necesitan cierta privacidad para desarrollar y experimentar la vida como una persona individual, ya sea llevando un diario personal o simplemente no hablando mucho de ideas particulares mientras analizan algunos de sus pensamientos. Esto les da tiempo para crecer como individuos. Como resultado, cada miembro de la pareja siempre pueden encontrar algo nuevo que descubrir sobre el otro.
Aunque todos necesitan la oportunidad de crecimiento personal, las parejas a menudo difieren en la cantidad de privacidad que sienten que necesitan. Desafortunadamente, esta diferencia puede causar tensión. Las personas que necesitan más espacio individual y privacidad pueden sentirse asfixiadas por una pareja que quiere saber todo lo que están pensando, sintiendo y haciendo. Por el contrario, los que necesitan más cercanía pueden sentirse rechazados por las parejas que son más privadas. En términos generales, no es que uno de ellos tenga razón y el otro no; es sólo que tienen necesidades diferentes.
Sin embargo, la gente puede ir demasiado lejos con el deseo de demasiada o muy poca privacidad. Por un lado, demasiada privacidad puede resultar en que los miembros de la pareja lleven vidas paralelas. Por otro lado, la falta de privacidad puede llevar a que las parejas pierdan el espacio para ser ellas mismas como personas separadas de la pareja. La manera de evitar estar en un extremo u otro es respetar que las parejas sanas son una combinación de ser individuos autónomos e independientes y una unidad conectada y dependiente.
Puedes encontrar un equilibrio en tu relación manteniendo las líneas de comunicación abiertas con respecto a cuánto «espacio» y privacidad necesita cada uno. Es importante respetar las diferencias en estas áreas y hablar de ellas. Si te molesta que tu pareja no te hable de la conversación con sus amigos durante la noche anterior, puedes compartirlo. En esta situación, le estás pidiendo a tu pareja que sea menos privado. Pero también trata de entender que puede sentirse asfixiada por la expectativa de que «informe» cada detalle de su noche. En este caso, él necesitaría que respetaras su necesidad de mayor privacidad.
El hecho de no reconocer las diferentes necesidades de privacidad y espacio individual de cada uno puede llevar finalmente a una ruptura de toda la relación. En lugar de insistir en que tu pareja se acomode a tus necesidades, trata de concentrarte en cómo te está afectando su comportamiento, como por ejemplo, haciéndote sentir sola o rechazada, o asfixiada. Luego, presta atención a cómo su comportamiento os está afectando. Si uno u otro tiene grandes dificultades para ser flexible, es importante seguir apoyándose mutuamente y hacer un esfuerzo conjunto para encontrar un equilibrio aceptable para ambos. Esto podría incluir esfuerzos adicionales por parte de uno de vosotros para ayudar al otro. Por ejemplo, una pareja que necesita más privacidad puede ofrecer garantías adicionales de que se preocupa, incluso cuando mantiene los mensajes de texto en privado o retrasa el compartir sus pensamientos y sentimientos sobre temas particulares.
Cuando se trata de cuánta privacidad debes tener en tu relación, puede ayudar pensar en ello como una decisión creada en cooperación. Es importante que ambos se sientan escuchados, respetados, apoyados y aceptados. Cuando encuentréis la manera de acomodar vuestras diferencias, cada uno sentirá que al otro le importa aun cuando sus necesidades de privacidad no estén siendo completamente satisfechas en el momento.
Artículo original por Leslie Becker-Phelps. Psicóloga.
