¿Nos atraen las personas que se parecen a nosotros?

¿Nos atraen las personas que se parecen a nosotros?

¿Los polos opuestos realmente se atraen o somos más felices con alguien como nosotros?

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Hay muchos estudios diferentes, muchas teorías escritas sobre este tema que explican correcta y lógicamente cómo las parejas se atraen entre sí.

Una parte de estas teorías dice que según la ley del magnetismo, los opuestos son los que mejor se atraen. La otra versión dice que es más probable que te enamores de alguien que es como nosotros.

Pero, ¿cuál es la verdad?

En realidad, ambas teorías son ciertas. Cuando uno explora profundamente todas estas teorías, puede ver que todas ellas tienen una cosa en común – ¡el nivel de conciencia de la persona!

Permíteme explicarlo mejor: todas las teorías sobre la atracción humana son ciertas, pero todas ellas no son más que un lado de la historia, el lado que se ve desde el punto de vista y el nivel de inteligencia del autor de esa teoría en particular.

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Y cuando unimos estas teorías, nos muestran el proceso exacto de atracción entre los humanos y sus fases de desarrollo en diferentes niveles de conciencia y evolución física y espiritual.

Nos atrae nuestro compañero porque es totalmente opuesto a nosotros en un nivel, pero también nos atrae alguien que es más complementario a nosotros en otro.

Verás, en todo este cuestionamiento de quién sería nuestro mejor compañero, no tiene nada que ver con la persona que elegimos para ser nuestro compañero, sino que se trata de quiénes somos y qué sentimos en ese momento en particular cuando lo buscamos a él/ella! Esto puede parecerte un poco raro, pero trata de entenderlo.

Cuando empezamos a elegir a nuestra pareja entramos en territorio desconocido. No sabemos quién es exactamente y empezamos a hacer anotaciones mentales de cómo nos gustaría que pareciera, de cómo nos gustaría que fuera.

Y en todas nuestras fantasías románticas hay una cosa en común: ¡nosotros! ¡Somos la única constante en todas nuestras relaciones! No importa si lo admites o no, todos sabemos quiénes somos, de qué somos capaces, nuestros lados buenos y nuestros lados malos. Y ahora, teniendo como punto de partida nuestras propias características, empezamos a buscar la pieza que nos falta.

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Puesto que somos seres muy singulares, en realidad no existe un sistema teórico común que pueda explicar cómo debemos buscar nuestra otra mitad. Los humanos no son teóricos ni lógicos, pero en el fondo somos criaturas muy emocionales y amorosas que buscan un amor verdadero.

Carl Jung explicó muy certeramente que «el amor a primera vista» no es más que una proyección de nosotros mismos, de nuestros anhelos del Alma, de nuestras características y de las miradas exteriores. La gente se siente atraída por lo que hay en los demás que reconoce como la parte inconsciente o oculta de sí misma.

Así que inconscientemente (o conscientemente para alguien) tendemos a buscar nuestro animus masculino o femenino en otros. Pero cuando uno se individualiza (tiene su propia identidad) y aprende a comprometerse con su propia ánima, sólo entonces puede elegir sabiamente y empezar a formar relaciones satisfactorias.

Así que la incapacidad de convertirnos en los individuos que queremos ser, es la razón principal por la que a veces nos encontramos atrapados en un holocausto romántico. Esto es así porque cuando no estamos individualizados, buscamos a alguien que tenga todas las características que nos faltan, pero estas relaciones duran hasta que nos convertimos en nuestro propio Ser, porque nos gusta que estas características sean nuestras, no de ellos.

Así que cuando somos débiles, tratamos de encontrar a alguien que nos proteja, si somos introvertidos, buscamos a un extrovertido, pero todo esto se hace sólo porque queremos ser ellos, no con ellos, son la imagen perfecta de nosotros si pudieramos ser lo suficientemente fuertes.

Y tan pronto como evolucionamos a un nivel de conciencia donde estamos satisfechos y vivimos nuestra vida de la manera que queremos, dejamos de buscar sustitutos, pero buscamos un alma gemela, ¡uno que es igual a nosotros!

Así que ahora ves que el delgado hilo entre todas estas diferentes teorías de la atracción humana es nuestro estado de conciencia. Si la persona no está en ninguna parte de su vida, está atrapada en un círculo mágico y la consecuencia de esta ignorancia es que busca a la persona que desea ser.

Sólo cuando encuentres tu Ser podrás empezar a buscar la otra mitad que te complemente, pero con la polaridad opuesta, ¡no con las características opuestas!

Recuerda: una relación feliz y plena tiene los que saben quiénes son y encuentran a alguien con el mismo nivel de evolución espiritual e intelectual, en la polaridad opuesta, pero con la misma fuerza energética. Así que, ¡elige sabiamente!

Fotografía: Jonas Weckschmied


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