Tú y un compañero de trabajo entráis en un ascensor. A medida que desciendes en la diminuta caja de metal, el silencio entre vosotros crece incómodo. De repente, tu compañero de trabajo dice: «¡Qué pena que estemos encerrados en la oficina en un día tan bonito como éste!«. Como introvertido, desprecias hablar de cosas triviales; sientes que tu cerebro literalmente no está programado para ello.
Conversacionalmente, los introvertidos preferimos bucear en profundidad. Queremos saber qué es lo que realmente está pasando en tu cabeza, o hablar sobre algo interesante que hemos leído, escuchado o visto, entre otros temas significativos. Y resulta que hablar en profundidad es bueno para todos, ya sea que eres introvertido, extrovertido o ninguno de los dos.
La gente feliz tiene conversaciones más significativas
El psicólogo Matthias Mehl y su equipo se propusieron estudiar la felicidad y la conversación profunda. Su estudio, publicado en la revista Psychological Science (pulsar para ver), involucró a estudiantes universitarios que usaban una grabadora activada electrónicamente con un micrófono en el cuello de su camisa que capturaba fragmentos de conversación de 30 segundos cada 12.5 minutos durante cuatro días. Efectivamente, esto creó un «diario» conversacional de su día.
Luego, los investigadores revisaron las conversaciones y las categorizaron como pequeña charla (hablar sobre el clima, un programa de televisión reciente, etc.) o una conversación más sustantiva (hablar sobre filosofía, asuntos de actualidad, etc.). Los investigadores se cuidaron de no etiquetar automáticamente ciertos temas de cierta manera; si los oradores analizaban los personajes de un programa de televisión y sus motivaciones, esta conversación se consideraba sustantiva.
Los investigadores encontraron que cerca de un tercio de las conversaciones de los estudiantes se consideraban sustantivas, mientras que un quinto consistía de pequeñas charlas. Algunas conversaciones no encajaban perfectamente en ninguna de las dos categorías, como por ejemplo las que se centraban en asuntos prácticos como quién sacaría la basura.
Los investigadores también estudiaron la felicidad de los participantes, obteniendo datos de los informes de satisfacción con la vida que los estudiantes completaron, así como retroalimentación de las personas en sus vidas.
¿Los resultados? Mehl y su equipo encontraron que la persona más feliz en el estudio tuvo el doble de conversaciones sustantivas, y sólo un tercio de conversaciones pequeñas que la persona más infeliz. Casi todas las demás conversaciones que tuvo la persona más feliz -aproximadamente el 46 por ciento de las conversaciones del día- fueron sustantivas.
En cuanto a la persona más infeliz, sólo el 22 por ciento de las conversaciones de ese individuo eran sustantivas, mientras que las charlas pequeñas constituían sólo el 10 por ciento de las conversaciones de la persona más feliz.
¿Por qué se vincula la felicidad con las conversaciones profundas?
Todavía se necesita más investigación, porque no está claro si las personas se hacen más felices al tener conversaciones sustantivas, o si las personas que ya son felices deciden participar en conversaciones significativas. Sin embargo, una cosa es evidente: la felicidad y las interacciones significativas van de la mano.
Mehl, en una entrevista con el New York Times, habló de las razones por las que cree que las conversaciones sustantivas están relacionadas con la felicidad. Por un lado, los seres humanos son impulsados a crear un sentido en sus vidas, y las conversaciones sustantivas nos ayudan a hacerlo, dijo. Además, los seres humanos -tanto introvertidos como extrovertidos- son animales sociales que tienen una necesidad real de conectarse con los demás. La conversación sustantiva ayuda a conectar, mientras que las pequeñas charlas no.
Cómo tener conversaciones más significativas
Nunca desterrarás del todo las charlas triviales, porque existen por algunas razones importantes: por ejemplo, ayuda a dos personas a prepararse mutuamente para las conversaciones. En el escenario del ascensor, si tu compañero de trabajo te preguntara sobre tus secretos más oscuros o deseos más profundos, probablemente te sentirías como si eso fuera demasiado y demasiado rápido. Del mismo modo, una pequeña charla nos ayuda a indagar sobre temas más interesantes de los que hablar.
Aún así, usted puede minimizar las conversaciones triviales y maximizar la conversación profunda. Aquí hay algunas preguntas para ayudar a hacer justamente eso:
En vez de…
- «¿Cómo estás?»
- «¿Cómo estuvo tu fin de semana?»
- «¿De dónde eres?»
- «¿A qué te dedicas?»
Prueba…
- «¿Cuál es tu historia?»
- «¿Cuál fue tu parte favorita del fin de semana?»
- «Dime algo interesante sobre dónde creciste.»
- «¿Qué te llevó a tu puesto de trabajo actual?»