Cuando me reúno con las parejas para la terapia, uno de los mejores predictores para saber lo bien que progresará la terapia es la forma en que hablan de sus primeros años juntos. Si, a pesar de sus luchas actuales, pueden recordar con cariño estos tiempos, es una señal prometedora. Significa que pueden salir de las frustraciones, desilusiones y rabia del momento para capturar sentimientos más positivos. Al fortalecer esta habilidad, pueden recuperar y construir sus sentimientos positivos en el momento.
Tú también puedes fortalecer y ser más feliz en tu matrimonio siguiendo estos cuatro consejos:
Valora las fortalezas de tu relación. Os puede gustar el sentido del humor del otro, apreciar cómo vuestras fortalezas personales se equilibran entre sí, o creer que sois una pareja fuerte porque estáis de acuerdo en la moral básica o en las prácticas religiosas. Al tener una visión positiva de las partes de tu matrimonio que crees que son las más importantes, os sentiréis más felices el uno con el otro. Sin embargo, dado que las personas y las circunstancias cambian, también es muy importante ser flexible al respecto. Por ejemplo, si tu normalmente tranquilo cónyuge se vuelve más ansioso cuando se enfrenta a factores estresantes importantes, podrías cambiar tu enfoque de valorar su naturaleza relajada a valorar su persistencia en el cuidado de la familia.
Ver las debilidades o imperfecciones de tu cónyuge de una manera positiva o cuidadosa. Al ver las debilidades o hábitos molestos de tu cónyuge de manera positiva, puedes neutralizar su impacto. Por ejemplo, aunque Melissa se frustraba cada año cuando Scott olvidaba su aniversario, no estaba muy molesta porque sabía que él era un tipo de persona más espontáneo, como cuando un día saltó del coche en un semáforo en rojo para comprarle flores a un vendedor ambulante.
Resalta los aspectos positivos de tu cónyuge al mismo tiempo que mantienes tus quejas específicas. Aunque es importante sentirse positivo con respecto a tu cónyuge, también es esencial abordar los problemas cuando surgen. Sin embargo, la forma de hacerlo es la clave. Cuando mantienes tus quejas específicas sobre determinadas conductas, no generalizando al carácter de tu cónyuge, la tensión tiende a ser relativamente pequeña, o al menos no eclipsa toda la relación.
Por ejemplo, podrías decir: «Cuando hablas sobre tu día y no me preguntas nada sobre el mío, siento que no te importa lo que me pasa a mí«. Esto mantiene el problema enfocado en este comportamiento. Por lo general, todavía puedes tener un sentimiento positivo hacia tu cónyuge; y tu cónyuge también puede sentirse apreciado. Por el contrario, es más probable que agraves los sentimientos negativos al hacer una crítica global de tu cónyuge, como por ejemplo: «Eres una persona increíblemente insensible«.
Cultiva activamente lo positivo en tu relación. Cuando la vida transcurre sin problemas (o simplemente tenéis un momento de calma juntos), haced un esfuerzo consciente para disfrutar de vuesttra relación. Ofrece toda tu atención durante la cena, haz planes para salir en lugar de quedarse en casa otra vez, o compra a tu cónyuge un regalo sorpresa sin más razón que verlo sonreír. Al hacer esto, construirás buenos sentimientos que pueden llevar a tu relación durante los tiempos difíciles que de otra manera podrían llevar a un futuro más problemático.
Ver a su pareja bajo una luz más positiva es más fácil para algunas personas que para otras. Pero todos -incluso aquellos bendecidos con el don natural de ser optimistas- pueden beneficiarse de la práctica de una forma más positiva de estar con su pareja. Cuando tú y tu pareja aprendáis a hacer esto más, vuestro matrimonio o relación florecerá en el momento y en los años venideros.
Artículo original por Leslie Becker-Phelps. Psicóloga.