Todos nos movemos por la vida con el equipaje de nuestro pasado. Heridas infantiles, acontecimientos traumáticos, la brecha entre la imagen interna que tenemos de nosotros mismos y la que mostramos a los demás. Para llegar a ser adultos, para sentir que somos verdaderamente nuestra propia persona, para no ser perseguidos por el pasado o quedarnos atrapados en él, se requieren pasos activos para poner a descansar a esos viejos demonios.
En general, surgen de 3 fuentes interrelacionadas.
1. Heridas emocionales
Este es tu talón de Aquiles; todos tenemos uno, y esto es probablemente lo que complica tus relaciones. Las heridas emocionales son lo que más te afecta. Los principales contendientes son la crítica, el control, la falta de escucha, la falta de aprecio, la falta de atención y el abandono. Puedes tener una o dos, pero no 30.
Cuando éstas surgen en la vida diaria – tu jefe rechaza tu petición de un aumento de sueldo, tu pareja no se da cuenta de que has limpiado la casa, tu amigo no responde a tu mensaje durante seis horas, tu madre te dice por qué tu ropa no se ve bien en ti – estas heridas se inflaman, y tú generalmente respondes con una retirada o ira. Sin embargo, como sea que respondas, todavía te deja sintiéndote pequeño y herido.
2. Falta de cierre
Aquí estamos hablando de rencores, culpabilidad y aflicción – no dejando ir y volviendo fácilmente, o constantemente, a ser arrastrados al pasado en su mente. Es difícil evitarlo, lo revives con demasiada frecuencia en el presente, e interfiere con tu habilidad para ver, apreciar y cambiar lo que está sucediendo en este momento.
3. Obligaciones y reglas
Estás atrapado en el pasado, porque vives con las reglas que te impusieron, en lugar de definir las tuyas propias. Una vez más, tu cerebro de niño pequeño está constantemente luchando para hacer lo correcto, pero lo correcto no es lo tuyo, y te sientes constantemente culpable, y te esfuerza constantemente por hacerlo bien.
Pon a esos demonios de la infancia a descansar
Heridas emocionales
Es hora de actualizar el software antiguo de lo que aprendiste a hacer. Para curar estas heridas se requiere que seas más flexible y hagas lo que no pudiste hacer de niño. Lo que sea que no pudiste decirle a tus padres, díselo ahora a los que te rodean de una manera adulta. En vez de retirarte o acomodarte, habla más alto. En vez de enfadarte, usa tu ira como información para que otros sepan lo que necesitas. Muévete contra tus fibras y haz lo opuesto de lo que instintivamente tiendes a hacer.
El punto de partida es reconocer tus propias heridas y su respuesta, y luego tomar medidas conductuales deliberadas para cambiarlas. Empieza en cualquier lugar, donde quiera que estés y en cualquier momento que puedas ver que estás entrando en ese viejo agujero emocional, pero empieza. No se trata de la situación o del otro tipo, sino de que rompas viejos patrones, no de que vayas en piloto automático.
Cierre
Necesitas separar el pasado del presente. Intenta este ejercicio: Cualquiera que sea la situación o la persona del pasado que te persiga, cierra el caso escribiendo. Tienes que escribir tres cartas:
- La primera está dirigida a la persona con la que quieres acabar – el matón de la escuela, tu padre fallecido, ese novio joven y malo. Di lo que más te gustaría que ellos escucharan si tuvieras una hora para verlos. Escríbelo en papel, siguiendo un estilo de corriente de conciencia. No te preocupes por la gramática; se trata de desahogarte.
- Para la segunda carta, escribe acerca de lo que te dirían a ti, basado en lo que sabes de ellos y de su personalidad (por ejemplo, te entiendo; es culpa tuya; nunca apreciaste lo que hice por ti, etc.).
- En la tercera carta, escribe lo que más necesitas oír idealmente – lo siento; te echo de menos; estoy orgulloso de ti; no entiendes lo preocupada que estaba entonces, etc.
El objetivo aquí es decir lo que no pudiste, escuchar lo que más necesitas oír, y empezar mental y emocionalmente a separar tu pasado de tu presente.
Deberes
Es hora de decidir quién quieres ser como adulto, y dejar de intentar ser la buena copia de lo que tus padres te dijeron que necesitabas ser. Se trata de renunciar a las reglas y reemplazarlas por valores: los valores en que tú, como adulto, crees.
Escribe 10 (o menos) valores que aprecias, que te pueden hacer sentir orgulloso de tu vida, en los que usted tu puede construir tu vida alrededor. Ves por el instinto, no por la cabeza, para asegurarte de que te representen a ti y tu visión de una vida bien vivida.
Lo que todas estas acciones tienen en común es separar el pasado del presente, desgastar las reglas y maneras que ya no encajan, dar un paso atrás y decidir activamente cómo quieres vivir, qué es importante y quién quieres ser. Hazlo ahora.