Independientemente de quién puede ser molestado e incluso dañado por los rumores y chismes, a muchas mujeres y hombres por igual les gusta compartir los trapos sucios con sus amigos. Chismeamos tanto que un estudio encontró que cerca del 80% de nuestras conversaciones están relacionadas con hablar de otras personas y sus costumbres.
Una frase para la lucha contra el chisme
Parece que el chisme está en todas partes y puede ser difícil de evitar. Sin embargo, los psicólogos han puesto de manifiesto una frase que puede detener al mayor de los chismosos. Cuando alguien está tratando de involucrarle en una conversación negativa sobre otra persona, sólo tiene que preguntar: “¿Por qué me cuentas esto?” Los psicólogos creen que esta frase es eficaz por varias razones. En primer lugar, la cuestión disipa cualquier motivo egoísta del chismoso. En segundo lugar, obliga al chismoso a que se enfrente al hecho de que no estás interesado en participar.
La experta en relaciones Andrea Syrtash explicó que, si bien el chisme puede ayudar a las personas a establecer vínculos con los demás, también pueden ser extremadamente doloroso. “Los chismes pueden ayudar a establecer confianza con alguien”, dijo. “Pero vale la pena tener cuidado. Si siempre hay alguien que le está contando los trapos sucios de otras personas, entonces usted mismo puede ser parte de esos trapos cuando hable con otra persona. Tenga cuidado de la cantidad de información que comparte “.
¿Entonces, por qué somos chismosos?
Los psicólogos han estudiado diversos aspectos de los chismes. Han descubierto que la razón principal por la que lo hacemos es para construir lazos sociales con los demás. Los disgustos compartidos entre grupos de personas son unos vínculos humanos más poderosos que los intereses comunes. Cuando la gente participa en chismes, sienten que tienen un sentido compartido del humor y los intereses mutuos. También sienten una cierta emoción cuando se divulga “información confidencial” sobre otros.
Muchas personas que chismean constantemente en realidad se deleitan con las desgracias de los demás. Cuando alguien falla, tiene un momento embarazoso, o está involucrado en un “escándalo”, un chismoso siente placer en el hecho de que otra persona está sufriendo, y no pueden esperar a compartirlo.
Con Internet y los teléfonos móviles, el chisme se ha vuelto mucho más social y emocionalmente perjudicial, especialmente para los adolescentes y los niños en edad escolar. Está aumentando la conciencia acerca de la intimidación indirecta mediante la difusión de rumores o mentiras acerca de otra persona, ya sea a través de medios de comunicación social o en persona. Chismear puede convertirse fácilmente en bulling, lo que puede tener un profundo efecto negativo sobre la salud mental de un adolescente, la salud emocional y el desarrollo social. Los chismes en medios sociales pueden convertirse rápidamente en acoso cibernético en el caso de adolescentes, al enviar comentarios insultantes, historias humillantes, e incluso fotos de desnudos de otros adolescentes.
El chisme está lejos de ser inofensivo. Es importante recordar que cuando chismeas, estás haciendo daño a otra persona, ya sea directa o indirectamente. La próxima vez que alguien intente contarle un chisme, a ver si esta frase puede ayudarle.