Cuando hablamos de lo que hace que una persona sea agradable, algunas de las primeras palabras que vienen a la mente incluyen bondad, empatía y compasión – todos rasgos que indican que están en sintonía con las emociones de los demás. Y aunque tendemos a pensar en ellos simplemente como atributos personales positivos, los expertos los describen de manera diferente; las personas que demuestran estas habilidades tienen más probabilidades de tener un alto cociente de inteligencia emocional (EQ). Basada en la autoconciencia, la Inteligencia Emocional es una manera de describir cómo alguien identifica, entiende y maneja las emociones. Aquellos con un Inteligencia Emocional más alta tienen más probabilidades de tener relaciones personales y profesionales más saludables.
Intimidad y Inteligencia Emocional
Una de las relaciones que más se beneficia de la inteligencia emocional son las románticas, ya sea que estemos empezando a salir con alguien nuevo o que hayamos estado casados durante años. En estas relaciones cercanas, es fácil descargar nuestras propias frustraciones emocionales en nuestra pareja o volvernos emocionalmente inaccesibles cuando estamos estresados. Estas acciones son las de alguien que no está en contacto con sus emociones, que no puede manejarlas de una manera saludable, y que incluso utiliza las emociones como una barrera a la cercanía. Pero hay una serie de pasos sencillos que podemos tomar para mejorar la Inteligencia Emocional.
En la Clase Magistral de Inteligencia Emocional de Psicología Positiva, los maestros se enfocan en ayudar a los participantes a crecer en conciencia emocional, una habilidad que se puede resumir en saber lo que sientes en cualquier momento dado. Los participantes también aprenden a equilibrar sus emociones con un conocimiento racional, para navegar mejor en situaciones tensas. Muchos terapeutas utilizan un enfoque similar – conocido en la terapia dialéctica conductual como «mente inteligente» – para ayudar a las personas a mejorar sus relaciones a través de la regulación emocional.
Emociones en el lugar de trabajo
No es sólo nuestra vida personal la que se beneficia de la Inteligencia Emocional mejorada – nuestras relaciones profesionales también son más propensas a prosperar con un mejor manejo y comprensión emocional. Por ejemplo, los profesionales de la Inteligencia Emocional son mejores oyentes. Esto se debe a que saben cómo prestar atención a lo que otros están diciendo, reflexionar sobre esas palabras y observar sus propias emociones, y luego responder pensativamente. Esta es una escucha activa llevada al siguiente nivel, y aunque todos los profesionales pueden beneficiarse de estas habilidades, los directivos son los que más tienen que ganar.
Una de las razones clave por las que los directivos deben enfocarse en el desarrollo del Inteligencia Emocional es que aquellos con un alto nivel de Inteligencia Emocional son capaces de dejar de lado su ego y trabajar bien con los demás. Saben cómo alabar y disculparse, cómo animar y reconocer. Y lo que es más importante, son capaces de hacerlo de una manera genuina, en lugar de hacerlo de memoria. Es muy fácil para los directivos y profesionales terminar en una burbuja donde sus opiniones son lo único que importa porque ellos están a cargo, pero los líderes con un alto nivel de Inteligencia Emocional saben cómo mantenerse humildes.
Sintonizando contigo
Lo mejor de enfocarse en la Inteligencia Emocional como un área de crecimiento es que produce beneficios en todas las áreas de la vida. Aquellos con un alto nivel de Inteligencia Emocional pueden entrar en conflicto sin escalar, pueden identificar patrones de comportamiento improductivos y pueden alejarse de situaciones que están en riesgo de perder el control. Sobre todo, el Inteligencia Emocional estimula una mentalidad que te permite responder a tus sentimientos, y a una situación dada, en lugar de reaccionar a ella. Demasiados adultos no conocen la diferencia entre estos dos enfoques, pero las respuestas son consideradas y contextualizadas mientras que las reacciones son impulsivas.
La mayoría de nosotros crecemos en inteligencia emocional a medida que envejecemos, pero todos podemos hacer un esfuerzo para estar más en sintonía con nuestras propias emociones y las de los demás, incluso en las situaciones más difíciles. Una vez que empieces a hacer ese cambio, notarás una diferencia asombrosa en tu salud emocional y en tus relaciones. Se trata de entrar en un marco mental diferente.