¿Por qué seguimos aguantando? ¿Por qué hay en nosotros algo que nos hace quedarnos incluso cuando estamos rompiéndonos por dentro? ¿Por qué seguimos amando a personas que no son dignas de nuestro amor?
Es en el mero proceso de amarlos que a veces podemos perdernos a nosotros mismos. Perdemos nuestro sentido de autoestima. Perdemos la percepción y la claridad de la mente. Y también podemos perder nuestro optimismo y gratitud por las cosas buenas de nuestra vida.
¿Por qué hacemos esto? ¿Por qué desperdiciamos nuestro tiempo, energía, todos nuestros momentos felices y oportunidades debido a nuestro amor por ellos? ¿Por qué son nuestro primer pensamiento por la mañana y el último por la noche? ¿Por qué pensamos constantemente en ellos? ¿Estamos locos y estúpidos por perdonarlos?
¿No merecemos algo mejor? ¿No nos estamos dando cuenta de nuestro valor? ¿No nos respetamos a nosotros mismos?
Porque todos sabemos que debemos estar con alguien que nos ame con la misma intensidad que nosotros a ellos. Alguien en quien confiamos, alguien que aprecia cada detalle de nosotros, alguien que está contento y agradecido por tenernos en su vida.
Después de todo, ¿no merecemos ser felices? ¿No deberíamos dejar ir a nuestro ser querido porque queremos lo mejor para él? ¿Debemos renunciar a él si en ese momento no podemos hacerlo feliz?
Yo digo que NO. Y olvida todo eso: «si lo amas, déjalo ir«.
Eso no es verdad. Otras personas pueden decirte que lo dejes pasar y sigas adelante porque te mereces algo mejor (lo cual por sí mismo es una razón válida y verdadera), pero yo no te lo diré.
En cambio, quiero decirte que si realmente amas a alguien, debes luchar por la relación.
Porque, ¿cómo puedes dejar ir a alguien a quien amas profundamente? Incluso si pudieras encontrar la fuerza para despedirte de él, ¿puedes estar en paz con tu decisión sabiendo que todavía podría haber una oportunidad de arreglar y reconstruir tu conexión rota con tu ser querido?
Un verdadero soldado no se rinde. Sigue luchando hasta que ha dado todo lo que tiene, hasta su último aliento.
Y así es como debes luchar por tu amor. No te rindas hasta que hayas dado todo lo que tienes. Pídele salir, envíale ese largo mensaje, pídele un último beso y un abrazo. Pregúntale si podéis empezar de nuevo. Haz lo que creas que deberías hacer para darle una oportunidad a tu relación.
Al final, es mejor salir herido pero saber que hiciste todo lo que pudiste que vivir con el pesar de que tal vez te rendiste prematuramente y sin luchar. Es mejor elegir luchar con todo tu corazón que cuestionarte a ti mismo para siempre con los «podrías», «querrías», «deberías».
Porque cuando realmente amas a alguien, luchas por él. Lucháis por vuestra conexión, lucháis por lo que tenéis juntos, y finalmente – lucháis a través de todo el dolor.