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La magia de ver todo como sagrado

La magia de ver todo como sagrado

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Cuando nos despertamos por la mañana, muchos de nosotros automáticamente vamos a nuestros teléfonos o computadoras y empezamos a leer, revisar mensajes, responder a cosas y movernos por nuestro mundo en línea en piloto automático.

Pasamos nuestro día así también, gestionándolo lo mejor que podemos, lidiando con el estrés y abrumándonos, moviéndonos por el mundo físico olvidándonos ser conscientes.

En su mayor parte, todo es normal. Y nos vamos arreglando. En los días buenos, las cosas van bastante bien. En los días malos, la frustración y el estrés nos afectan.

Pero, ¿y si pudiéramos cambiar todo de una manera mágica?

¿Qué pasaría si cambiáramos la forma en que veíamos cada cosa a nuestro alrededor, incluyendo a otras personas, incluyéndonos a nosotros mismos, incluyendo cada pequeña cosa que vemos?

Pruebe esto: vea cada cosa que mire como sagrada.

A ver qué pasa.

Ahora bien, admito que «sagrado» es una palabra cargada para muchas personas que no son religiosas. Significa literalmente «conectado con Dios (o los dioses)«, así que si no es usted religioso, puede parecer un poco tonto. Personalmente tampoco yo no creo en Dios, y aún así encuentro valor en la idea de que las cosas pueden ser sagradas. Lea con atención.

«Sagrado» es simplemente elevar algo al nivel de lo divino. Eso podría ser Dios, si cree en Dios, pero podría ser la divinidad del universo o el milagro de la existencia y cada momento. Si piensa en lo extraño que es el hecho de existir, y piensa en lo maravilloso y milagroso que es este universo… Yo diría que es divino, no importa en lo que crea.

Mire afuera: los árboles, las flores y los pájaros que puede ver están llenos de divinidad. Son absolutamente sagrados. También lo es el viento, las estrellas, la luz del sol que cae sobre los rostros de extraños, la capacidad de ver los colores y tener una conversación y conexión con un ser humano.

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Piense en todo lo que cambia:

Mire todo lo que le rodea con asombro y aprecio. Trátelo con respeto y cuidado. Guarde las cosas con reverencia. Trate a los demás como si estuviera conectando con lo divino. Y trátense a sí mismos como una manifestación del universo al que de alguna manera se le ha dado el don de realizar su propia sacralidad.

Esa es la verdadera magia, y siempre está disponible.



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