¿Parece que tu cuerpo te quema por dentro cuando alguien te interrumpe en el tráfico? ¿Sientes que no puedes soportarlo cuando alguien te cobra el doble al comprar unos calcetines? ¿Empieza a hervir tu sangre cuando en Starbucks te ponen leche en tu café a pesar de que les pediste específicamente que llenaran la taza de sólo café?
Si has respondido «sí» a alguna de las siguientes preguntas, sigue leyendo. Tenemos algunos consejos para apagar ese fuego, soportar los errores de otros y llevar la sangre a temperatura ambiente.
1. Interrumpe antes de entrar en erupción
Cuando sientas que tu cuerpo se prepara involuntariamente para estallar, grítate a ti mismo: «¡ALTO!» Interrumpe ese hilo de pensamientos antes de que te hagan explotar.
La ira es una respuesta fisiológica, así que tomarse el tiempo para calmar tu cuerpo también puede ayudar a enfriar tu espacio mental.
Después de detenerte mentalmente para no agravar la situación, respira profundamente exhalando fuertemente sintiendo que soltamos la presión. Cierra los ojos si te sientes más cómodo y mejor. Luego cuenta hasta 20.
2. Organizar un cambio de escenario
Si puedes, abandona físicamente el espacio y distrae tu atención del asunto en cuestión. Puedes ponerte una canción que te guste, meditar o visitar tu blog favorito.
Una vez que te sientas tranquilo, identifica objetivamente el problema y piensa en posibles soluciones. ¿Tu novio olvidó dar de comer al perro otra vez? Empieza a dejar recordatorios de notas adhesivas para él en la puerta principal. ¿Tu hijo no limpió la cocina como prometió? Busca un momento para explicar por qué es importante que el espacio esté ordenado para una mejor convivencia de todos.
Asegúrate de planificar tu respuesta de manera que sea lógica, respetuosa y tranquila durante la confrontación.
3. Empatizar antes de criticar
Cuando alguien nos ha frustrado o perjudicado de alguna manera, puede ser increíblemente fácil descartar su comportamiento sobre sus faltas intrínsecas. Podemos decir cosas como: «Oh, se ha comportado así porque es una mala persona» o «es tan perezoso e irresponsable. Por eso cometió ese error«.
Sin embargo, la causa real del comportamiento o situación es a menudo más compleja de lo que se ve a simple vista. Debemos intentar ver realmente las cosas desde la perspectiva de otras personas antes de juzgarlas por molestarnos.
4. Comunícate, no especules
El objetivo de nuestra reacción ante un desacuerdo debe ser resolver el conflicto, no «tener razón«. Por esa razón, cuando nos las arreglamos para hablar de nuestros problemas con alguien, debemos tratar de articular realmente nuestras preocupaciones y llegar a un compromiso, en lugar de atacarlos por lo que podrían haber hecho.
Trata de no adivinar la perspectiva de la otra persona. Pídeles su opinión, escúchalos y llega a una conclusión sobre la situación de manera completa, basada en toda la información que tendremos entonces.
5. Ríete, no te burles
Usar el humor en una situación de otra manera tensa puede ser una manera muy efectiva de evitar la negatividad.
Una buena manera de introducir una broma es exagerar demasiado la gravedad de la situación. Si te estás animando mucho con alguien, puedes decir algo como: «Podríamos estar literalmente en una película de Charlie Chaplin ahora mismo si alguien nos silenciara y viera nuestros gestos«.
Sólo asegúrate de que tus chistes reflejen la situación y que no ataquen a nadie.
Con la interminable variedad de desencadenantes diarios en nuestras ocupadas vidas, puede ser fácil dejarse llevar por nuestras reacciones en asuntos triviales (y no triviales). Si nos tomamos el tiempo para desacelerar y evaluar cada situación objetivamente, podríamos estar ahorrándonos a nosotros mismos y a otros de algunas explosiones bastante dolorosas.