¿Has notado que te olvidas de las cosas en momentos de preocupación y estrés? Esto es común y normal. Casi todo el mundo puede saber que es sentirse mentalmente agobiado por demasiadas cosas en nuestra mente a la vez. Y es que cuando estamos en ese estadi podemos ser capaces de arreglárnoslas normalmente durante un tiempo, pero muy pronto empezamos a sentirnos desenfocados y olvidadizos.
La preocupación nos distrae de prestar atención a cualquier cosa menos a la propia preocupación. Digamos que estoy en el dentista, me están perforando un diente. Quiero distraerme del sonido del torno, el olor a quemado y las manos enguantadas en mi boca, así que estoy escuchando un podcast. ¿Cómo afectaría a mi estrés mi capacidad de centrar mi atención en el podcast? El dolor, o simplemente el miedo al dolor, podría bloquear mi capacidad de centrarme en lo que estoy oyendo. Si pienso: «Oh, no, ¿y si perfora mi lengua por error?«, mi sistema se pone en alerta máxima, activando mi sistema de amenazas y limitando mi concentración.
La mayoría de las personas se calman una vez que la preocupación ha terminado, y su memoria normal regresa. Pero algunas personas tienen ansiedad crónica, lo que significa que se preocupan incluso cuando todo está bien, lo que puede seguir afectando a su memoria.
Ya sea que tus preocupaciones sean circunstanciales o continuas, hay algo que puedes hacer para mejorar tu memoria de trabajo: Meditación de la atención plena o mindfulness. En esta práctica, enfocas la atención en tu respiración (u otras actividades) y calmas la mente. Cada vez que notes que tu mente se desvía hacia una preocupación, vuelve a prestar atención a tu respiración sin preocuparte. Tu práctica puede incluir tanto meditaciones formales sentadas como acciones informales realizadas con atención, como caminar, lavar los platos o comer. Las investigaciones han demostrado que cuanto más practicas la meditación, más puede aumentar tu concentración. Al volver a entrenar su atención de esta manera, puedes mejorar la memoria y disminuir el poder de las preocupaciones.
Artículo original por Susan J. O’Grady. Psicóloga clínica en el área de la Bahía de San Francisco.