Reflexión: es difícil tener un corazón confuso

Reflexión: es difícil tener un corazón confuso

Tener un corazón confuso es asqueroso. Está tan lleno de sangre y sentimientos y sobreanalizando. Lleno de preguntas y llanto y de dar sin reciprocidad. Es estar convencido de que te falta algo. Otras personas más evolucionadas pasan de las cosas mientras yo todavía estoy allí, con los nudillos blancos de aferrarme tan fuerte.

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Un corazón confuso gotea por toda la alfombra. Está en todas partes. Se cuelga de mangas que no se pueden arremangar. Se atasca en la puerta del coche, haciendo un desastre aún mayor. Es una molestia. Es una cosa extra en la que pensar, una cosa de la que ocuparse.

Hoy, de camino a mi trabajo, vi un pit bull muerto al lado de la carretera y tuve que salir en la siguiente salida para llorar en mi Prius. Era gris con pequeñas manchas blancas por todo el vientre. Me preguntaba cuál sería su nombre. Me preguntaba si alguien lo había abandonado, si simplemente habían conducido hasta el medio de la nada y la habían dejado caer de su vehículo. El lado más optimista de mí se preguntaba si tenía gente buscándolo. Si alguna familia habría estado poniendo letreros de “PERDIDO” por todas partes. Tal vez corría muy lejos, sin saber hacia dónde estaba su casa. O si algún imbécil estaba conduciendo y mirando su teléfono cuando el perro trató de cruzar la calle.

He llorado por todos los escenarios posibles. He llorado por el perro en general.

Sería más fácil haber visto el atropello y continuar sin pausa. Sería más fácil disociarse, tropezar con algo que molesta y no reproducirlo en un bucle constante durante días, semanas, meses.

A veces, me molesta que mi corazón intervenga tan profundamente. Estoy molesto porque no puedo simplemente alejarme.

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Tener un corazón confuso significa que te quedas despierto hasta tarde recordando momentos de hace una eternidad. Te estás castigando a ti mismo por no arreglar todo. Estás buscando formas en las que podrías haberlo hecho bien. Es mirar y mirar y tratar e intentar y no llegar a ninguna parte.

Es difícil. Es difícil cuando no puedes desconectarte. Es difícil estar obsesionado con que todo salga bien cuando una parte de ti sabe que eso nunca va a ser una realidad.

Es difícil estar vivo con un corazón que duele por todo.

Pero sé que esto es una fortaleza. Sé que esta sensibilidad es una forma de compasión. Sé que estas lágrimas me mantienen despierto, me mantienen preocupado.

Mi confuso corazón sangra con un propósito. Mi corazón desordenado nunca se rinde.

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Artículo original por Ari Eastman.

Fotografía: Nik MacMillan


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