La brutal verdad detrás de la relación tóxica entre un narcisista y un empático

La brutal verdad detrás de la relación tóxica entre un narcisista y un empático

¿Qué sucede cuando una persona altamente empática tiene una relación con una persona narcisista que carece de empatía y tiene un inmenso sentido de autoimportancia? Pues que resultará tóxico y doloroso (para el empático).

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Todos los narcisistas tienen una cosa en común de la que usted debe ser consciente – son personas emocionalmente heridas.

Por lo general, es algún trauma de la niñez que les dejó cicatrices de por vida. Probablemente se han sentido despreciados e inútiles en un período de su vida, lo que los ha convertido en “buscadores” constantes de la validación y la admiración de los demás.

Los empáticos, por otra parte, son los ‘sanadores’ de la sociedad. Son tan altamente sensibles y empáticos que incluso son capaces de sentir las emociones de los demás como propias. Quieren ayudar y proteger a todos los necesitados, y tratarán de eliminar el dolor y el daño emocional de los narcisistas. Sin embargo, estas virtudes que poseen los empáticos pueden convertirse en su perdición si no son lo suficientemente cuidadosos.

Por lo tanto, cuando estos dos polos opuestos se encuentran la atracción es enorme – pero tóxica.

Esto se debe a que el empático no ve el lado oscuro del narcisista. Una persona narcisista es una persona que puede succionar el alma de todas las personas con las que entra en contacto. Es una forma narcisista para sentirse validado mientras hace frágiles a los demás, los desequilibra y los usa para necesidades futuras.

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Esta situación puede ser muy confusa para un empático. Un empático ni siquiera puede ser consciente de que está tratando con un narcisista porque su naturaleza sensible les hace ver sólo el bien de todos.

Los empáticos tienden a pensar que todos son como ellos, que la gente es realmente buena de corazón. Esta ingenuidad, por muy admirable que sea, puede ser perjudicial para ellos porque no todos son honestos y buenos como ellos. Diferentes personas tienen diferentes agendas.

La agenda de un narcisista es manipular. Quieren mantener un control total de los demás y usarlos como una “herramienta de validación” en su necesidad de elevarse por encima de ellos. La agenda de un empático, por el contrario, es una agenda de amor, cuidado y sanación. Nunca puede haber equilibrio entre estas dos naturalezas que contrastan tanto.

Sin embargo, si inician una relación, esta relación pronto se convertirá en un círculo vicioso del que será casi imposible de salir. Cuanto más afecto y amor dé el empático, tanto más lo controlará el narcisista, haciendo que la víctima se sienta más empática.

El empático pronto será herido y comenzará a sentirse como la víctima, lo que a su vez puede darles algunos rasgos narcisistas. Cuando un narcisista ve que el empático está herido, puede darles un sentido de validación. Porque cuanto más infeliz es el empático, más feliz se siente el narcisista. El empático infeliz comenzará entonces a buscar sentimientos de amor y apoyo del narcisista.

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En este punto, el empático se enfocará únicamente en sus sentimientos de dolor y buscará la validación y el amor, sin darse cuenta de que ellos no son los culpables de esto – el daño viene del narcisista. Es esencial que el empático se despierte y se dé cuenta de esto antes de que se convierta en un ensimismado narcisista; porque la verdad es que todo aquel que está profundamente herido es vulnerable a convertirse en narcisista.

Entonces, ¿cómo puede un empático detener el daño y poner fin a esta relación tóxica con un narcisista?

Cada plan de conversación con un narcisista es inútil, porque el narcisista, aunque muy carismático, es una persona muy manipuladora también, y tratará de culpar al empático por su dolor y el de ellos. Hará que el empático se sienta responsable de todos los problemas en la relación.

El empático tiene una opción: puede seguir siendo la víctima en el juego del narcisista, o puede encontrar la fuerza necesaria para alejarse y terminar la relación.

El empático debe aceptar el hecho de que el narcisista nunca cambiará. Esperar a que un narcisista cambie es una pérdida de tiempo.

Al final, todo lo que importa es que dejamos que otros nos traten como pensamos que merecemos ser tratados. Si un empático opta voluntariamente por permanecer en este tipo de relación tóxica con un narcisista – es su forma de pensar que no merecen algo mejor que eso.

Lo cual no podría estar más lejos de la verdad. Los empáticos tienen que entender que no es su trabajo arreglar a los demás, especialmente a aquellos que no quieren ser arreglados, ya que no son conscientes de su desorden.

Los empáticos deben darse cuenta de que el tratamiento que reciben de los narcisistas no es el tratamiento que se merecen y deben encontrar el valor para alejarse por completo.



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