5 signos que prueban que alguien que conoces puede ser un psicópata

5 signos que prueban que alguien que conoces puede ser un psicópata

Un psicópata se define generalmente como «una persona que sufre de un trastorno mental crónico con un comportamiento social violento o anormal«. Pensamos en los psicópatas como personas que matan a otras personas por azar o tienen un temperamento rápido y caliente que les lleva a la violencia. Eso es parcialmente cierto, pero los psicópatas también podrían ser no violentos. Si observas a una persona de cerca, puedes detectar los signos que muestran la naturaleza psicopática de esa persona que puede parecer tan dócil. Aquí hay 5 señales que te ayudarán a detectar a un psicópata entre la multitud.

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1. Son amables – Demasiado amables

No hay nada malo en ser amable. La bondad es una virtud maravillosa. Pero si notas a alguien que ha llevado su bondad a niveles extremos, podrás notar que algo no está bien con ellos. Los psicópatas que son extrovertidos son grandes conversadores y pueden atraer a la gente a sus pequeñas charlas o historias que pueden o no ser ciertas. Piensa en esa típica persona que parece «el hombre más interesante del mundo», y en todos esas cosas que menciona y que son muy asombrosas. Son seductores, ¿no? Si alguien te cuenta una historia que lo convierte en el héroe, no sobre otra persona, sino sobre ella, deberías izar una bandera amarilla que te haga sospechar que hay algo sospechoso en esa persona. Al menos ser precavido.

2. ¿Compasión? ¿Qué compasión?

Pueden ser buenas personas, pero eso no significa que simpaticen con tus problemas. Te harán un cumplido a tu vestido o a tu coche nuevo, pero nunca se sentirán mal si estás desempleado o si te has divorciado. Ni siquiera sienten lo mismo por su propia familia. Sus padres podrían ser una pareja amorosa, pero sienten que los han dañado mentalmente durante su infancia. Los hermanos, tíos y tías, y otros amigos de la familia tampoco son inmunes a recibir un comentario de golpe bajo. Los psicópatas son emocionalmente egoístas. Cualquier cosa que digan o hagan para dañar a otros será respondida sin una disculpa porque, en sus mentes, así es la vida y estas personas necesitan superarlo. Un comentario tan anti-compasivo como éste debería enarbolar cualquier bandera.

3. La conciencia es nula

Siguiendo con el tema del libertarismo emocional, los psicópatas no sienten cualquier arrepentimiento hacia otras personas; no tienen pensamientos sobre la vida. No hay un barómetro moral en ellos. Robar, agredir, maldecir, asesinar – no hay espacio en el pensamiento para darse cuenta de lo que han hecho y que se arrepientan. En vez de eso, culpan a otras personas por cualquier excusa inventada que se les ocurra. Tratan de mostrarse a sí mismos como la víctima y difamar a la otra persona como el verdadero villano. Es un retrato de ser el rey del castillo y los otros como todos los hombres del rey.

4. Creen que están por encima de la ley

De nuevo, permaneciendo con el concepto de anti-compasión, a los psicópatas les encanta hacer lo que quieren hacer. Aquí es donde sabemos que el psicópata común es un narcisista al que no le importa cometer crímenes porque cree que no lo atraparán o que se le debe permitir hacerlo. Es un mundo sin ley en sus mentes. Piensa en un mafioso que miente, engaña, roba y mata para evitar que algo o alguien se salga con la suya. A la mafia nunca le importó mucho el cumplimiento de la ley. Cada vez que entraban en un tribunal, esperaban salir libres. La mafia es básicamente un club para psicópatas y encaja en esta descripción de la psicopatía. Simplemente lea acerca de las figuras de la vida real, vivas o muertas, y determine si John Gotti o Al Capone eran psicópatas.

5. Las emociones de los demás son un festín

Sólo porque no tengan sentimientos hacia los sentimientos de otra persona no significa que esa persona no deba tener sentimientos. Si un psicópata ve una emoción, se abalanzará sobre ella en un abrir y cerrar de ojos. Los psicópatas son intelectuales en cierta forma, ya que influyen en el comportamiento de los demás hasta cierto punto, cuando esa persona puede no ser consciente de lo que está sucediendo. Bajo su hechizo, la persona objetivo puede ser coaccionada a hacer algo por el psicópata. Esa inversión de la simpatía es poder para él o ella, teniendo telekinéticamente (por así decirlo) convencer a la otra persona de que debe simpatizar con ellos.

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Fotografía: Enrique Meseguer


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